Buscar
Opinión

Lectura 3:00 min

Trump calla, Guatemala protesta: México bajo tensión necesita oficio diplomático

Eduardo Ruiz-Healy | Ruiz-Healy Times

Eduardo Ruiz-Healy | Ruiz-Healy Times

Eduardo Ruiz-Healy

La relación entre México y EU se complicó más ayer cuando la secretaria de Seguridad Nacional de ese país, Kristi Noem, acusó a la presidenta Claudia Sheinbaum de alentar protestas violentas en Los Ángeles. Lo dijo desde la Oficina Oval, con Donald Trump a su lado. Pero lo más revelador no fue la acusación en sí, sino el silencio que la rodeó: Trump no dijo una palabra al respecto, ni siquiera cuando los reporteros le preguntaron sobre otros asuntos. Evitó respaldar o desmentir a su cercana colaboradora.

Horas más tarde, la presidenta respondió enérgicamente en su cuenta de X: calificó la afirmación como “absolutamente falsa” y recordó que desde el día anterior había condenado públicamente las manifestaciones violentas. En efecto, el lunes dijo que “la quema de patrullas parece más un acto de provocación que de resistencia” y llamó a la comunidad mexicana a actuar de manera pacífica. Sin embargo, también dijo que México respaldaría movilizaciones pacíficas “si era necesario”, sin precisar si se refería a protestas callejeras o a otro tipo de acciones.

El diferendo entre Noem y la presidenta —leve en lo formal pero simbólicamente importante— expone las fragilidades del momento bilateral. No se trata solo de un malentendido retórico: revela que, en Washington, el nuevo gobierno mexicano aún no ha sido plenamente analizado ni entendido por el círculo cercano a Trump. Que una figura republicana de peso como Noem acuse a la presidenta de incitar disturbios sin que el mandatario diga una sola palabra para matizar el comentario, sugiere que Trump permite que la duda flote en el aire.

Ese silencio también puede interpretarse como un gesto de presión estratégica. Al no corregir a Noem ni pronunciarse directamente sobre México, Trump mantiene abierta la posibilidad de convertir cualquier movimiento o declaración del gobierno mexicano en moneda de negociación. Washington observa, evalúa y guarda silencio... pero toma nota.

Mientras tanto, en el sur, otra tensión internacional escaló de manera más tangible. México enfrenta una fricción diplomática con el gobierno guatemalteco, que ayer presentó una nota de protesta ante la Secretaría de Relaciones Exteriores por la incursión de fuerzas de seguridad chiapanecas en su territorio durante un enfrentamiento con criminales armados. El hecho ocurrió el lunes, cuando elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal persiguieron a un grupo armado desde Frontera Comalapa hasta la localidad de Las Mesillas, en Huehuetenango. En videos difundidos en redes sociales se observa a los policías mexicanos cruzando la frontera y participando en un tiroteo del lado guatemalteco.

Este doble incidente —una acusación grave desde Washington y una violación territorial en Centroamérica— llega cuando el gobierno de Claudia Sheinbaum apenas comienza a delinear su política exterior. El llamado de la presidenta al diálogo y al respeto mutuo puede ser bien intencionado, pero no basta con declaraciones correctas: se requiere oficio diplomático, firmeza institucional y claridad estratégica. México no puede permitirse ni ambigüedades internas ni omisiones operativas en sus fronteras. El entorno internacional no espera a que un gobierno se acomode; lo mide, lo presiona y, si lo percibe débil, lo aprovecha.

Facebook: Eduardo J Ruiz-Healy

Instagram: ruizhealy

Eduardo Ruiz-Healy

Opinador, columnista, conferencista, media trainer, 35 años de experiencia en medios de comunicación, microempresario.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete